En nuestra investigación sobre las cosas incas ha surgido la figura de un animal muy estimado para ellos: el cóndor.
Sepamos un poco más de él.
Es una de las aves más grandes del planeta y es tan importante en la mitología y el folclore de Perú, Bolivia, Chile y otros países descendientes de los incas que fue declarado monumento natural en Chile.
Sin embargo, ha sido especie protegida porque está en peligro de extinción. Se alimenta de animales muertos que han sido intoxicados o de propios cebos intoxicados y además su hábitat se está viendo amenazado. Precisamente en Perú se están repoblando zonas forestales.
Y como curiosidad, ésta moneda del Perú.
Los incas creían que el cóndor era inmortal.
Según cuenta el mito, cuando el animal siente que comienza a envejecer y que sus fuerzas se le acaban, se posa en el pico más alto y saliente de las montañas, repliega las alas, recoge las patas y se deja caer a pique contra el fondo de las quebradas, donde termina su reinado. Esta muerte es simbólica, ya que con este acto el cóndor vuelve al nido, a las montañas, desde donde renace hacia un nuevo ciclo, una nueva vida.
El cóndor simbolizaba la fuerza, la inteligencia y el enaltecimiento o exaltación.
Era un animal respetado por todos aquellos que vivían en los Andes desde tiempos anteriores al descubrimiento de América, ya que no sólo traía buenos y malos presagios, sino que también era el responsable de que el sol saliera cada mañana, pues con su energía era capaz de tomar el astro y elevarlo sobre las montañas iniciando el ciclo vital.
Mis niños y mis niñas ya se están familiarizando con esta canción que se llama "el cóndor pasa".